Fuente de la Teja, Torrelodones.- 2008

viernes, 6 de agosto de 2010

APUNTES. ¿Por qué leer NO ME HAGAS DAÑO?

El otro día me hicieron una entrevista para la radio. Me avisaron de que iba a ser breve, y que tenía que destacar, sobre todo, el motivo por el que los “posibles lectores”, debían entrar en una librería y elegir NO ME HAGAS DAÑO.

No sabía qué responder. Me costaba hablar de NO ME HAGAS DAÑO, y tratar de seducir a los oyentes de la emisora, para que en tropel, colapsaran todas las librerías…

Finalmente les hablé de mi padre… Les dije algo así:

“Mi padre era un lector empedernido. Todos los días leía durante varias horas… Él decía que leer le ayudaba a no pensar en su propia vida, en los errores que ya había cometido, y en los que, seguramente, iba a cometer. Le gustaba leer novelas de aventuras, de acción, policíacas, de suspense, pero sobre todo “novelas del Oeste”… Tenía una costumbre, cuando leía una novela, y le gustaba especialmente, entonces le hacía una pequeña marca. Generalmente ponía un “punto”, o una “b”, de buena, en el ángulo superior derecho, de la primera página. Cuando de niño, yo quería leer una novela buscaba ese punto, o esa letra “b”, escrita con tinta verde… Sabía que iba a ser una historia emocionante, con personajes intensos: hombres y mujeres de buena o mala vida, tahúres, pistoleros solitarios, mujeres de vida fácil, vaqueros, policías, espías, espadachines, aventureros,… Generalmente los protagonistas que a él le gustaban, eran gente buena, intachable, generosa, incluso los que parecían desalmados, sin escrúpulos, si a él, le caían bien, era porque, en el fondo, eran hombres y mujeres, perdedores, de vida equivocada, pero nobles, con un código moral propio, a veces extraño, pero con principios, con capacidad de sacrificio… “

Si mi padre hubiera podido leer NO ME HAGAS DAÑO, me gustaría pensar que, en la primera página, en el ángulo superior derecho, habría puesto un “punto”, o una “b” pequeña… escrita con su pluma estilográfica cargada con tinta verde. Y estoy seguro de que los personajes de LUISA, de PAULA, y de CHARO, le habrían emocionado, pero el personaje de Raúl, no. Raúl, el maltratador, le habría indignado… Como me indigna a mí… Pero, desgraciadamente, en la vida, hay más de un Raúl… Y están ahí acechando, dispuestos a hacer daño a su pareja, o expareja… ¿Son enfermos? No lo sé. ¿Están locos? Tampoco lo sé… ¿Son fruto de una sociedad machista, que les alienta y les justifica? Quizá… Pero, sí sé, que ante el maltrato, no valen ambigüedades, ni coartadas… Ni decir que, parte de la culpa, la tienen ellas por no abandonar a sus maridos… La culpa es de ELLOS, de los MALTRATADORES, de RAÚL.

4 comentarios:

  1. Hace ya unos meses que leí "No me hagas daño". Antes de nada quiero recomendársela a todo el que no la haya leído, porque merece mucho la pena. Es una obra muy dura que me hizo reflexionar sobre muchas cosas. El libro te golpea en lugar muy profundo, te deja temblando. Por un lado es una reflexión sobre el maltrato y sobre como la sociedad reacciona ante un problema como este, muchas veces mirando hacia otro lado, con cobardía. Pero la obra también encierra algo metafórico, se trata de la lucha del fuerte contra el débil, haciendo que nos planteemos quién es realmente el fuerte ¿qué es lo que le otorga la fortaleza? ¿La maldad unida a la infelicidad, a la insatisfacción personal tal vez? ¿Es el que así se domina quién está destinado a decidir quién es valiente y quién es cobarde, a erigirse así mismo como juez y ejecutar su veredicto de la forma más cruel posible? ¿Qué papel desempeña en esta historia el que no es ni fuerte ni débil, ni cobarde ni valiente?
    En un momento de la obra Raúl dice que nadie ayudaría a una mujer en apuros, que nadie arriesgaría su vida, su comodidad para ayudarla. Hay algo en ese argumento realizado por este personaje tremendamente inteligente, cruel y mezquino que es, lamentablemente, cierto. No en todos los casos, por supuesto, hay gente que sí arriesga pero otros muchos no lo hacen. La cuestión resultante es ¿qué harías tú? Esa es la pregunta que Raúl, este malo tan lúcido te lanza al leer "No me hagas daño"

    Héctor Domínguez.

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  2. Yo tambien fuí golpeado por este libro, golpeado y vencido como tantas otras mujeres. En el fondo creo que es la naturaleza humana, nuestra esencia el origen y el fin de todo.
    En los perros distinguimos un rottweiler de un golden , sabemos que uno es peligroso y hay que educarle y reconducir su conducta y que el otro , por el contrario, nunca haría daño a nadie. Pero en nuestra especie no somos capaces de distinguir un doberman de un labrador. Son tantos los hombres doberman que han cometido los actos mas despreciables que , quizás, deberiamos aprender a destaparlos , señalarlos, ponerles un bozal y enjaularlos.

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  3. El autor de una obra puede conducir a los personajes, puede hacerles felices o puede acabar con sus vidas. "No me hagas daño" no dio opción.Estoy seguro que el escritor quiere salvar a Luisa pero cada vez que golpea una tecla la golpea a ella. Un letra, una palabra, una frase y Luisa va desvaneciendose. Lleva escritas 30, 40 páginas y no puede salvarla. Es su creación es su personaje pero nadie puede salvarlo, ni siquiera el dueño de las palabras de este relato, de esta historia, de la historia de tantas mujeres, de "No me hagas daño".

    Un abrazo lleno de esperanza.

    Tobias,

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  4. Apuntado queda tu libro en mi agenda de compras de libros.

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